La tendencia es nacional y Córdoba no le escapará. La oleaginosa volverá a superar levemente los 4 millones de hectáreas implantadas mientras el cereal cubrirá 3,2 millones. Así lo indica un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba. Juegan el clima, costos y hasta la guerra en Ucrania.

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El retraso de las lluvias fue el primer indicador que comenzó a definir la campaña gruesa que, de forma muy lenta, se pone en marcha en la provincia y el país. Pero a eso se le agregan otras variables, como los costos y hasta la guerra en Ucrania que obliga a los productores a valorar múltiples parámetros antes de cargar la sembradora. Por lo pronto, muchos que planificaron sembrar maíz temprano ya abortaron el plan y pasaron a diciembre por falta de humedad.

Pero lo cierto es que, en términos generales, en Córdoba habrá un leve recorte en las hectáreas sembradas con maíz y un incremento en aquellas destinadas a soja. El cereal caerá 2% mientras la oleaginosa se expandirá en ese mismo porcentaje, según el primer cálculo de siembra publicado por la Bolsa de Cereales de Córdoba.

Pocos días antes, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires explicó que hay una tendencia nacional de mayor cantidad de lotes destinados a soja por “una mayor disponibilidad de cuadros que no pudieron implantarse con cultivos de invierno, la caída en el área destinada a otros cultivos que compiten por la misma superficie (maíz y sorgo granífero), disponibilidad de semilla, menores aumentos en los costos de producción y menor inversión por hectárea en relación con el resto de los cultivos”.

Por el lado del maíz, el clima y una caída en la rentabilidad del cereal aparecen como las razones centrales del recorte.

La Bolsa de Cereales cordobesa coincidió en que, entre los principales motivos del retroceso, figuran “la rentabilidad esperada del cereal, las condiciones meteorológicas y la necesidad de mantener la rotación”.

Mientras que, por la demora en las lluvias, “la mayor parte de los productores optó por el maíz tardío, por lo que a los primeros días de octubre el avance de siembra llegaba al 7%”, apuntaron en el informe.

Córdoba tendría 4.050.000 de hectáreas destinadas a soja y 3,2 millones de hectáreas con maíz. De todos modos, no deja de ser una relación positiva frente al escenario nacional de mayor dominio de la oleaginosa y en particular con respecto a lo que ocurría hace una década en el país.

Cae el maní y hay otro salto del girasol

En la valoración sobre la siembra gruesa en la provincia, la Bolsa de Cereales de Córdoba explicó que habrá cambios en la superficie destinada a maní, girasol y sorgo. En el primero, se espera una caída del 6% en hectáreas, mientras que el girasol muestra un fuerte crecimiento del 39%. El sorgo retrocederá 10% e interrumpiría la expansión.

El informe de la Bolsa de Cereales muestra que las caídas de maní y sorgo responden a que “ambos se vieron muy afectados por las condiciones meteorológicas y por un descenso en su rentabilidad, principalmente por el aumento del alquiler en el caso del maní”.

El girasol estaría en torno a las 100 mil hectáreas. “La invasión de Rusia a Ucrania es el principal motivo de este incremento, ya que estos países son los principales productores de girasol del mundo y la incertidumbre con respecto al futuro del cultivo en esa región llevó a un importante aumento en el precio”, señalaron. En este cultivo en particular, ya la asociación de la cadena (AsaGir) admitió las dificultades para lograr un mayor crecimiento por falta de semillas. Hay un gran incentivo por el conflicto bélico en Europa y la consecuente escalada del precio del aceite. Pero a nivel nacional la disponibilidad de semillas permitiría cubrir entre 2 y 2,2 millones de hectáreas.

En el caso del maní se estima que habrá 277.300 hectáreas sembradas, mientras que el sorgo caería a 131 mil.

El trigo escaló 21 dólares en la rueda de Chicago

Las cotizaciones de los principales granos finalizaron ayer con incrementos en el mercado de Chicago como consecuencia de un aumento de las tensiones y los combates entre Rusia y Ucrania, en una jornada en la que destacó la suba de más de US$ 21 (6,56%) en el precio del trigo.

El contrato de noviembre de la soja escaló 0,51% (US$ 2,57) hasta los US$ 504,86 la tonelada, mientras que la posición enero ascendió 0,47% (US$ 2,39) para ubicarse en US$ 509,18 la tonelada.

Las ganancias tuvieron su fundamento principal en la tensión creciente en la zona del Mar Negro que pone en riesgo las exportaciones ucranianas de granos, indicó la corredora Granar.

“Limitaron las mejoras el avance de la cosecha estadounidense, favorecida por el tiempo mayormente seco sobre las principales zonas agrícolas”, agregó la consultora.

De igual forma, el maíz subió 2,19% (US$ 5,91) y se posicionó en US$ 274,89 la tonelada, también como consecuencia de la tensión entre Rusia y Ucrania, “que vuelve incierto el destino de las exportaciones de maíz, justo cuando se comenzaba a analizar la prolongación del acuerdo de Estambul más allá del 22 de noviembre próximo”, precisó Granar.

Por último, el precio del trigo avanzó con fuerza 6,56% (US$ 21,22) y se ubicó al cierre de la sesión en US$ 344,66 la tonelada, también como respuesta a la incertidumbre que se cierne sobre el comercio del cereal y del resto de las materias primas e insumos desde la zona del Mar Negro.

La falta de certezas volvió a escalar tras “la fuerte represalia del Kremlin al estallido de un camión bomba sobre el único puente que conecta Crimea, territorio anexado a Rusia en 2014, con suelo ruso”, indicó Granar.

El aumento de las cotizaciones mejora las proyecciones de la Argentina que necesitará de esos dólares para un tramo del año de ingresos escasos, pero la sequía que afecta a gran parte del país pone en riesgo la producción.

El 10% del total del trigo sembrado en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe se perdió como consecuencia de la falta de lluvias en esa región, advirtió en su último informe la Bolsa de Comercio de Rosario.

Según la entidad, es efectiva la pérdida del 10% de la superficie triguera y se suman 400.000 hectáreas, un 34% del total, en muy malas condiciones que podrían seguir el mismo destino.