En el primer trimestre apenas alcanzaron los US$ 2.800 millones frente a los casi US$ 8 mil millones del mismo período del año pasado. Advierten además que la tendencia se mantendrá a lo largo de 2023.

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Los severos efectos de la sequía y las dos primeras versiones del dólar soja secaron el arranque del año de granos en los puertos de exportación. Pero no sólo eso, sino que la especulación permanente de un tercer capítulo del tipo de cambio diferencial para la oleaginosa ofició de argumento central para que, quienes aún tienen granos en su poder, los retengan.

La consecuencia fue un primer trimestre con muy escaso movimiento e ingreso de divisas al país, en el que febrero fue prácticamente nulo con casi 645 millones de dólares.

En tanto, el mes pasado las empresas del sector liquidaron U$S1.228,6 millones de dólares; representando el segundo mes de marzo más bajo, aunque un 90% mayor que en el mal mes de febrero. Concretamente, y comparado con el año pasado, hubo un derrumbe del 59%, cuando los ingresos fueron récords impulsados por volumen y precios que se movían alentados por la reciente guerra en Ucrania.

“El ingreso de divisas del mes de marzo es el reflejo de un mercado fuertemente afectado por la extrema sequía que ha reducido drásticamente las producciones, y que ha llevado a los puertos y plantas de molienda a operar con niveles extremadamente altos de capacidad ociosa (los más altos de la historia)”, explicaron las empresas exportadoras al hacer un balance del trimestre.

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Y agregaron: “El ingreso mensual de divisas, transformadas en pesos, es el mecanismo que permite seguir comprando granos a los productores al mejor precio posible. La liquidación de divisas está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados, ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial”. La mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos y alcanza hasta los 90 días en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas. Esa anticipación depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que no existen retrasos en la liquidación de divisas.

Efectos en la recaudación

Esa menor liquidación de granos no tardó en impactar en la recaudación, algo que amenaza con extenderse y hasta profundizarse a lo largo del año, más allá de algún período excepcional que pueda surgir a partir de medidas puntuales como el nuevo dólar agro.

Fue la propia Afip, en su informe de recaudación correspondiente a marzo, la que describió el escenario: “En una economía que enfrenta restricción externa y sequía, en marzo, al igual que en febrero, los tributos asociados al comercio exterior registraron una evolución por debajo del promedio: Derechos de Exportación (-64,62%); Derechos de Importación y Tasa Estadística (71,41%). También lo hicieron el impuesto a los combustibles (-9,64%), por la política de buscar frenar el traslado a precios de una actualización tributaria; y PAIS (84,25%)”.

El organismo de recaudación ahondó: “Los ingresos por Derechos de Exportación disminuyeron un 64,6% frente a marzo de 2022 debido a menores volúmenes declarados en las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) correspondientes principalmente a pellets y aceite de soja por efecto de la sequía”.

Y finalizó: “A modo de resumen, si se desagrega a los tributos según el origen de la recaudación, los recursos impositivos crecieron en marzo un 124,7%, seguidos por los originados en el Sistema Seguridad Social, con un 113%, y por último, los aduaneros, con un alza de 17,2% interanual”.

Javier Preciado Patiño, agrónomo y exsubsecretario de Mercados Agrícolas de la Nación, advirtió que “la participación de los Derechos de Exportacion en la recaudación Fiscal total cae a pisos históricos. En el primer trimestre representa el 2,4% versus 8,8% en el mismo período de 2022 y 9,5% en 2021. Incluso en 2020, a pesar del adelantamiento de declaraciones juradas, representaron el 5%”, indicó.

La exportación de soja cae en unos US$ 7.300 millones

La soja -principal cultivo del país en términos de divisas- registrará en esta cosecha su menor producción en 23 años por efecto de la sequía, según las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Como consecuencia, las exportaciones del complejo sojero se reducirían 30%, estimándose los recortes en torno a los US$ 7.300 millones.

Esto tendrá un impacto muy fuerte sobre la acumulación de reservas, una de las claves del acuerdo con el FMI firmado por la Argentina.

De acuerdo con los especialistas, los 25 millones de toneladas que se esperan producir en la campaña -y que podrían ser menos- representan una caída del 40% en relación con la campaña anterior, y la mitad del promedio de la década.

Otra de las aristas negativas de la seca es la pérdida de participación en los mercados de aceite y harina de soja a nivel global. En este sentido, se advierte que Argentina perdería su posición como primer exportador mundial de harina de soja, su principal mercado de exportación y uno de los nichos que el país domina en las cadenas globales.

Idígoras: “La sociedad no toma conciencia de lo que vamos a vivir”

El presidente de la Cámara de Industrias Aceiteras de la Argentina, Gustavo Idígoras, remarcó que “esta es la sequía más dura de los últimos 60 años y pone en situación de extrema debilidad financiera a los productores y a nosotros nos genera pérdidas por 20.000 millones de dólares”.

“Las consecuencias van a empezar recién ahora. Todavía la sociedad argentina no tomó conciencia de lo que vamos a vivir en estos próximos meses”, dijo Idígoras.

Y adelantó: “Con la cantidad de soja actual podemos trabajar hasta agosto. Después, vamos a tener que cerrar todos los puertos. Vamos a traer barcos de Brasil, una situación histórica, ya que ha tenido muy buena cosecha”.